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martes, 20 de septiembre de 2011

UN DATO IMPORTANTE!!!



Usar el móvil es el hábito más fuerte

  • Marcas. Los teléfonos influyen hasta en lo romántico.
Ámbar Mena
Santiago
TeleNav, el navegador GPS para Motorola i1, Motorola Blade i886, BlackBerry y smartphones, realizó una encuesta en la que participaron 514 estadounidenses, 254 hombres y 260 mujeres, con el objetivo de comprobar cuáles hábitos y placeres de la rutina diaria, como el sexo, comer chocolate, tomar café o practicar un deporte son sustituidos por el uso de los celulares.
Entre los resultados de la encuesta, un tercio de los estadounidenses están más dispuestos a dejar sus hábitos sexuales antes que a sus teléfonos. Y la mitad prefiere su móvil a un buen chocolate o un rico café.
Entre los hábitos de los norteamericanos más prevalecientes ante el uso del móvil, se encuentran la computadora y el cepillo de dientes.
La mitad de los encuestados dijeron que duermen con sus teléfonos al lado de ellos, y la mayoría respondió que juzga a la gente dependiendo del teléfono que usa.
La encuesta revela que el 83 por ciento de los propietarios de Iphone, y el 70 por ciento de los dueños de dispositivos basados en Androide, aseguran que una pareja “ideal” debería tener la misma marca de teléfono que su compañero.
Así, creen que la relación funcionaría mejor. Es decir que las marcas de teléfono influyen en el romanticismo. Otros resultados muestran que el 70 por ciento podría pasar una semana sin probar alcohol; el 63 por ciento no comería chocolate en el mismo periodo de tiempo; 55 por ciento haría lo mismo con el café, y 54 por ciento, con los ejercicios. Pero nunca dejar sus teléfonos inteligentes.
La higiene personal también tiene lugar en el estudio: en estas arenas, un 22 por ciento respondió que prefiere dejar de cepillarse los dientes durante una semana, que no poder utilizar su móvil durante siete días.
Además, el 50 por ciento de los consultados dice que elegiría dejar algunos placeres como el café, el chocolate o el deporte, que perder su equipo. Adicionalmente, uno de cada cinco consultados se mostró más dispuesto a no usar zapatos durante una semana que a no poder utilizar el móvil durante ese período de tiempo.

UN DATO IMPORTANTE!!!


Estaba un niñito tratando de levantar una piedra muy pesada, pero no podía moverla. Su padre, habiéndolo observado durante un tiempo, finalmente le preguntó: “¿Estás empleando toda tu fuerza?”. “¡Sí!”, exclamó el niño desesperado.
“No”, dijo calmadamente el padre. “No estás empleado toda tu fuerza. Todavía no me has pedido ayuda a mí”.
El evangelio de este domingo (Mateo 18,15-20) tiene una promesa sorprendente y una revelación impresionante, la cual es, a su vez, lo que da razón a la promesa.
La promesa es esta: “Si aquí en la tierra dos de ustedes se ponen de acuerdo para pedir por algo, estén seguros de que cualquier cosa por la que pidan mi padre del cielo se la dará” (Mateo 18,19).
Y la revelación es esta: “... Pues donde están dos o tres reunidos apelando a mí, allí, en medio de ellos, estoy yo” (Mateo 18,20).
Cada domingo tratamos de descubrir cuál es la buena noticia que trae el evangelio de ese día.
Pues bien, el de hoy trae una noticia casi increíble, pero cierta. Tan buena es que pocos se han atrevido a creerla.
Nos dice hoy el Señor que si tenemos algún problema con el que no podamos por más que nos esforcemos, no estaremos empleando todas nuestras fuerzas hasta que no le pidamos ayuda al Padre.
Y nos da la fórmula infalible para hacerlo: ponernos de acuerdo con una o más personas, y reunirnos para, juntos, pedirle lo mismo.
Pero lo más sorprendente es la razón que da el Señor por la que esa oración será escuchada: dice que Él estará allí en medio de nosotros.
La promesa y la revelación de hoy son también para usted y para mí. Podemos ponernos de acuerdo con un amigo, y pedirle juntos por nuestras necesidades.
El Señor estará allí, y esa será nuestra garantía. Especialmente para todas nuestras queridas Comunidades Eclesiales, citamos a continuación una pregunta que hicieron a San Juan Crisóstomo, así como su interesante respuesta:
La pregunta de hoy
“¿Es que hay gente tan miserable como para no desear tener a Cristo en medio de ellos?”.
“Si, hijos míos, nosotros mismos le echamos de entre nosotros cuando luchamos los unos contra los otros. Me dirán: ‘Pues si estamos en la misma iglesia bajo un mismo pastor, ¿dónde está la discordia? Sé bien que somos ovejas del mismo pastor. Pero al salir de nuestra reunión de la iglesia, este critica al otro; uno injuria públicamente a otro; uno se encuentra devorado por la envidia… Respeten pues esta mesa santa de la cual comulgamos todos; respeten a Cristo inmolado por todos; respeten el sacrificio que se ofrece sobre este altar en medio de nosotros”.
San Juan Crisóstomo, doctor de la Iglesia. Donde hay amor, ahí está Dios.